Viñedos

Maule

La región vitivinícola más grande de Chile es también una de las más diversas en términos geográficos y climáticos, abarcando los Andes hacia el este, los valles planos y soleados a lo largo del corredor central y las colinas costeras hacia el oeste, permiten que tanto las variedades tintas como las blancas encuentren un terruño óptimo en dónde ser cultivados. Con clima mediterráneo y gran influencia del viento frío que proviene de la Cordillera de los Andes por la noche que aumenta la oscilación térmica diaria y reduce el periodo de temperaturas máximas, ayudando a que la fruta madure lentamente y en buenas condiciones.

A diferencia de muchas otras regiones de cultivo de Chile, el Valle del Maule no tiene influencia marítima, pero mantiene un diferencial de temperatura diurno favorable. Estas condiciones climáticas imparten una intensidad aromática característica al Carménère, característicamente lleno de especias y pimienta negra de esta región y permiten que Cabernet Sauvignon y Merlot prosperen también. Maule también es hogar de algunos de los viñedos más antiguos del país, una vitivinicultura de secano y formación en cabeza, excelente zona para encontrar Carignan de excepción.

Maule entre Cordilleras

El territorio entre cordillera de los Andes y la Costa, presenta las estaciones marcadas con veranos cálidos y secos e inviernos fríos y lluviosos, con una marcada oscilación térmica entre el día y la noche, condiciones ideales para producción de grandes vinos tintos de poderosa expresión.

Maule Cordillera

La cordillera de los Andes, gracias a su geografía de alturas genera, condiciones para tener temperaturas promedio muy bajas donde los vinos alcanzan una gran intensidad en su expresión por su lenta maduración.

Curicó

Con una tradición vitivinícola que se remonta al siglo XIX, el valle de Curicó, es hasta el día de hoy con centenarios viñedos, una de las áreas vitivinícolas más veneradas, diversas y más grandes de Chile. La región presenta una amplia diversidad de suelos de orígenes volcánicos y aluviales, con texturas francas y arcillosas, de diferentes contenidos y niveles de retención de humedad, lo que también permite elegir la condición de suelo más apropiada para cada variedad y con ello expresar su máximo potencial. El clima mediterráneo, de días calurosos con una radiación solar adecuada y también noches frías, proporciona la amplitud térmica necesaria para la obtención de uvas de calidad. De igual manera, la pluviometría de 600mm anuales, concentrada principalmente en los meses de invierno, crea un vital equilibrio entre el vigor de las plantas y la producción de uvas sanas. Favoreciendo especialmente la producción de Cabernet Sauvignon y Sauvingnon Blanc quienes son las principales variedades plantadas del Valle.