
A mediados de 1500, misioneros españoles introdujeron las primeras cepas viníferas a Chile. En esa época, dado que los conquistadores profesaban la fe católica, la producción de vino de misa fue una tarea prioritaria. Este vino es un homenaje a esos pioneros, llevando como nombre Santa Lucía, ya que nuestros primeros viñedos fueron adquiridos un 13 de diciembre, día que se celebra Santa Lucía de Siracusa, mártir cristiana venerada en la Iglesia católica, ortodoxa y luterana.